Personalmente,
me parecería bien que los inmigrantes se comieran a las mascotas de los
residentes legales en nuestro país.
Dicho
lo cual, también me parece un error y no entiendo porqué la encuesta realizada
por el Instituto 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER no ha incluido esta
pregunta en las 2.000 entrevistas online que ha realizado.
Porque,
queridos compatriotas, esta es, a mí juicio, la cuestión definitiva. No se
trata de si la gente tiene una buena relación con inmigrantes de su círculo
social, laboral o de su vecindario (hasta entre los votantes de Vox, y de SALF,
su experiencia personal con los inmigrantes es positiva en estos ámbitos), sino
si los verían igual de bien si se los imaginasen asando a su perro a fuego
lento o haciéndose un espeto con los peces tropicales de su acuario.
Pues
yo digo que seguramente no. Y es esta la idea que hay que empezar a meterle a
la gente en la cabeza. Porque, si ya somos capaces de creer que los extranjeros
representan el 30,2% de la población, cuando apenas suponen el 18,5%; si
pensamos que hay demasiados inmigrantes en nuestro país, a pesar de que, según
el Banco de España, en 2053, necesitaremos 24 millones de inmigrantes para
mantener la relación entre trabajadores y jubilados, y si muchos votantes se
cuestionan que el partido al que han votado sea el mejor capacitado para
gestionar el problema de la inmigración, sólo hace falta excitar un poco más la
imaginación del electorado para que abra los ojillos a la amenaza que se cierne
sobre nosotros y, ante todo, sobre nuestras queridas mascotas.
Y
ahora vendrá el Banco de España o cualquier otra institución de dudosa
legitimidad y aviesas intenciones a asustarnos con la quiebra del sistema de
pensiones. Pero es que esta gente no se entera de que el problema no son los
inmigrantes, sino los derechos de los inmigrantes. Por eso la gente asocia
inmigración e inseguridad (29,5%), sobrecarga de servicios y recursos públicos
(27,2%); conflictividad social (21,2%), criminalidad (19,2%), desempleo (16,7%)
y pérdida de identidad cultural (7,6%).
Pero
también esto tiene una fácil solución, la mejor manera de evitar la sobrecarga
de servicios y el agotamiento de los recursos públicos es prohibiendo el acceso
a los mismos de los inmigrantes; la conflictividad social, la inseguridad y la
criminalidad se combaten recluyendo a los inmigrantes en guetos, por lo menos,
hasta que demuestren sus dotes como futbolistas; y el desempleo deja de ser un
problema cuando los españoles son los únicos que pueden percibir subsidios. Y,
en cuanto a la pérdida de identidad cultural, con darle un móvil y una conexión
a internet a cada inmigrante irregular en cuanto ponga un pie en España, en
2053, todos vamos a tener la misma cultura y el mismo nivel cultural.
Y,
además, así podríamos recuperar algunas instituciones tradicionales, como la
manumisión, pero con limitaciones ¿eh?, que si no esto se nos llena de
libertos.
Pero,
insisto, a mí que los inmigrantes se coman las mascotas me parece bien. Así la
ciudad estaría más limpia y, en el peor de los casos, lo mismo, en 2053, somos
nosotros los que terminamos incorporando al menú hámsters, canarios y también
al fox terrier de nuestro vecino de puerta.